El espíritu de Micael llegó a la escuela Meniñeiros, nos regaló los últimos días de calor y luz para despedir el verano y adentrarnos en el otoño. El día de Micael los niños, junto con los maestros, con buen humor y entusiasmo, lavaron y cortaron las verduras que habían traído a lo largo de la semana para preparar la sopa. Adornaron y prepararon la mesa para el almuerzo. Seguidamente los esperaba una ruta de pruebas y esfuerzo. Valientemente pasaron laberintos, lucharon con un caballero, subieron a la cima del monte. Allí se ocultaba una sorpresa: el gong en el que habían estado trabajando toda la semana. Ahora lo llevaban como regalo para la escuela.
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